Por el Gringo Ceballos
Especial para NOTICIAS DEL ESTERO
Central Córdoba movió la economía de la provincia con su resonante victoria ante San Lorenzo. Bares, kioscos, estaciones de servicio, el choripanero de la esquina y muchos rubros más, se vieron beneficiados este fin de semana por la algarabía de los ferroviarios, expertos en festejos dionisiacos. Se lo dio vuelta al Ciclón, paso a cuartos de final del Clausura y su gente volvió a encender la llama de la ilusión.
De Felippe puso un equipo más lógico con respecto a Banfield: reapareció Perelló, con Moyano y Martínez formando el tándem “4-8”, sin Heredia, pero con Varaldo, y Zalazar como lanzador. San Lorenzo, con todos sus problemas institucionales a cuestas, salió a imponer condiciones en base a su pressing alto. Cuando Central empezó a romper la primera ola de presión, se tornó más peligroso gracias a pases filtrados buscando los piques de Perelló y Martínez por ambas bandas. El primer tiempo era entretenido, aunque su nivel fue de mayor a menor.
Aguerre no había tenido atajadas todavía cuando llegó el gol de Gulli. Insólita pérdida de Varaldo, Romaña tomó la lanza y asistió al 45 que sacó un zurdazo fantástico. Era el cierre del primer tiempo y esa puñalada despertaba dudas sobre cómo iba a reaccionar el dueño de casa en el complemento. Era demasiado premio para San Lorenzo, porque más allá de la paridad en el balance general, Central se había mostrado más profundo.
Salvo un remate de Varaldo, en el 2T pasaba poco y nada, y ya se notaba que el conjunto de Ayude se tomaba muchos segundos para los laterales o saques de meta. Un lateral-centro de Galván terminó en penal contra Varaldo (penalcito a decir verdad) y el 9 se tomó revancha de su macana y metió un golón desde los doce pasos. La decisión de Arasa, a instancias del Var, enloqueció a los azulgranas que se llenaron de amarillas. Minutos más tarde, Perelló jugó a David contra Goliat frente a Romaña, y el grandote zaguero hizo una “colombianada” porque fue a copar la parada teniendo amarilla.
Once contra diez, el Ferroviario fue a buscarlo, a pesar que había que tener cierta cautela ante la posibilidad de un partido largo. El Tractor Moyano activó el DRS, llegó hasta el fondo y le cedió el balón a un Florentín que definió como los dioses ante su compatriota Orlando Gill. Un verdadero golazo y una explosión total en el Único. Solo quedó tiempo para la expulsión de Nery Domínguez por pisotón criminal ante Cabral y para que San Lorenzo intente alguna épica. Sin embargo, la suerte estaba echada. Central Córdoba aprovechó la localía y se metió entre los 8. El viento estremecedor de la madrugada del viernes ya es recuerdo; el que sopló este sábado fue Central y solo trajo alegría.