Por el Gringo Ceballos
Especial para NOTICIAS DEL ESTERO
Supongo que a esta altura del día usted ya se pellizcó. No hay un genio maligno que lo esté engañando, esto realmente está pasando. “Grito, luego existo” es una sentencia de Juan de la Congreso, y no de René Descartes. Central metió 3 triunfos al hilo en 10 días y parece un sueño. Hay que agudizar la memoria para recordar una semana así, más aún sabiendo de dónde venía este equipo. Pero este presente tiene un gran responsable: Don Omar. Un tiktokero pensará que es el reguetonero boricua, pero no… es Omar De Felippe, el entrenador que sigue apagando incendios.
Después de la gran alegría en San Nicolás para meterse entre los 4 mejores de la Copa Argentina, Sarmiento en Junín se presentaba como una verdadera final en pos de seguir huyendo del descenso. Haciendo algunos retoques en el equipo, pero afianzando la base con la que viene jugando, Omar De Felippe sigue acercándose al 11 de memoria. Enfrente tenía a un rival repleto de jugadores con experiencia, pero con exigencias similares.
Después del temblor en los primeros 10 minutos, el Ferroviario se fue acomodando, emparejó el desarrollo e inclusive llevó peligro a Acosta. La fenomenal asistencia de Godoy para la precisa definición de Atencio le dieron la ventaja al conjunto santiagueño. Los volantes en esta era, pisan el área y llegan al gol (ya lo hicieron Vázquez, Florentín, Atencio); no se dedican a juntar pases intrascendentes como en la etapa del embaucador cafetero.
Godoy seguía intratable y generoso, asistió a Varaldo y el 9 pudo celebrar tras haber jugado un buen partido. Vino el penal, el descuento, algo de sufrimiento y el tercero de Cabral con el arco libre para seguir sumando goles en su currículum. Un 3 a 1 inapelable en el Eva Perón, un estadio que fue testigo 5 años atrás de la mayor alegría ferroviaria de la historia.
De Felippe sigue siendo el maestro mayor de obras de este equipo. Continúa en proceso de construcción. Potenció jugadores y les generó confianza. Quizás tenga 9 tipos que van a jugar sí o sí y hay 4 o 5 jugadores para dos lugares. Podrá retocar algo, pero será mínimo. Sabe que no sobra nada. Central parecía estar condenado al infierno, pero apareció Don Omar para encender una luz de esperanza. Si logra mantener la categoría, que cante un reggaeton y lo bailamos todos: “Dale Don, dale”.