Por el Gringo Ceballos
Especial para NOTICIAS DEL ESTERO

Qué difícil es analizar un partido disputado en un pésimo campo de juego con 37 grados y con una sensación térmica dentro del terreno mayor a 40. Los jugadores de Central Córdoba y Estudiantes, como gladiadores en el Coliseo Romano, fueron expuestos a la continuidad de un show que no toma en cuenta ni le interesa la salud de los protagonistas y le falta permanentemente el respeto a los que mantienen vivo el espectáculo: la gente.

En el último eslabón de la seguidilla que arrastraba Central, De Felippe plantó un 5-3-2, poniendo por primera vez desde el inicio a Varaldo y Cabral. Con la baja fundamental de Florentín, la ausencia cada vez más notoria de Godoy y la suspensión de Vega la única buena nueva fue la inclusión de Angulo en el banco. Enfrente estaba Estudiantes, último campeón del fútbol argentino, que actualmente juega sin un 9 referente.

Tras un buen comienzo del local, un remate de Manyoma venció la floja resistencia de Ingolotti. Luego el Ferroviario se apoderó de la pelota, pero careció de profundidad (un mal recurrente desde que no está Godoy). Al Pincha le quedaba cómodo jugar más cerca de Mansilla e inclusive se la ingeniaba para ser más peligroso.

La pausa para hidratación fue utilizada como un tiempo muerto de básquet por Don Omar, el equipo se revitalizó y en la última el Chino Atencio metió un zurdazo de antología. 1 a 1 para irse al descanso y sacarse presión para el complemento.

El 2T no resiste mayor análisis: los dos jugaron a no perder y se notó que ambos equipos estaban exhaustos. Lo positivo fue el regreso de Angulo y Central casi lo gana en el cierre con un disparo de Morales. Un empate que suma y viene bien para un parate que ojalá sirva para recuperar soldados y enfocarse de lleno para el último mes de competencia, en el cual Central Córdoba tendrá el partido de su vida.