Por el Gringo Ceballos
Especial para NOTICIAS DEL ESTERO
¡No hay con qué darle al fútbol! Muchas veces vilipendiado, sigue siendo el deporte que más pasiones despierta en el mundo. Por cosas como las que pasaron en La Bombonera, el fútbol mantiene su vigencia como el juego más dramático y cambiante de todos. Un Central que estaba para sufrir una goleada, se trajo un puntazo desde uno de los templos que tiene el fútbol mundial.
De Felippe puso un equipo más lógico con respecto a lo presentado ante Riestra, esta vez tratando de poblar más la mitad de cancha, a sabiendas que el rival tenía en Paredes a su usina futbolística. Sin embargo, el Ferroviario la pasó muy mal. Sufrió los primeros 45 minutos como nunca antes. Boca, que jamás había jugado así en el campeonato, era un concierto de pases y llegadas que nunca se concretaban. Ese primer tiempo fue larguísimo para Central, que no podía agarrar la pelota y cuando la tenía, la perdía en segundos.
El gol de Battaglia llegó tarde para un Xeneize que merecía más goles. La cara de Don Omar era de pocos amigos, pero en el complemento mantuvo los mismos 11. La definición de Merentiel parecía el acábose del partido. ¿Cómo remontar un 2 a 0 jugando tan mal? Pero esto es fútbol, señores. El tanto de Florentín, totalmente fuera de contexto, fue el punto de inflexión en el partido.
Ya con Barrera, Verón y Besozzi en cancha (entró muy bien el 77), el Ferroviario se envalentonó. Empezó a jugar en campo adversario como nunca antes. A los empellones fue llevando a Boca contra el arco de “La 12”. Lo tenía arrinconado a un boxeador que hizo el desgaste, pero se quedó sin aire. Creció Florentín, Besozzi estaba atrevido y Verón le dio otra presencia al ataque. La Bombonera ya no tenía el entusiasmo de antes.
El golazo de Iván Gomez es de esos zapatazos que nos quedarán en la memoria por siempre, como aquél del Kily Vega en La Rioja ante Lanús. Ese teledirigido silenció a La Boca y puso el resultado en pardas. Boca sin piernas y sin usar cambios, fue pura desesperación. El conjunto santiagueño pudo haberlo ganado en el tiro del final, pero el 2 a 2 ya no se movió.
El punto de oro conseguido, no solo sirve para las tablas, sino para que un equipo que venía golpeado en lo anímico (eliminación ante Lanús y final perdida con Vélez), vuelva a creer en sí mismo. Central Córdoba con la autoestima alta es otra cosa. Que lo conseguido en La Bombonera sea una pista de despegue para un equipo que tiene que volver a volar.
