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Grave denuncia contra “Chingolo” Suárez por abuso sexual a sus hijas

Grave denuncia contra “Chingolo” Suárez por abuso sexual a sus hijas

A través de un video difundido en redes sociales, la cantante y compositora santiagueña Paula Suárez realizó una fuerte denuncia por abuso sexual en contra de su padre, el músico y compositor “Chingolo” Suárez.

Paula es una de los seis hijos de Chingolo. Melliza de Juan Cruz, con quien supo formar el grupo Crisol y hermana de Santiago, líder de El Visulmbre del Esteko. Su padre formó parte de diversos conjuntos folclóricos y autor de clásicos del cancionero popular. Además, escribió libros sobre cuentos y leyendas santiagueñas.

La artista, que difundió un video que publicó para un grupo cerrado y luego se viralizó, denunció haber sido víctima de “abusos por parte de nuestro padre hacia nosotras, abusos sexuales que se extendieron por varios años en nuestra infancia, preadolescencia y adolescencia“.

Antes de hacer la fuerte revelación, Paula se presentó con nombre y apellido y su profesión. “Mi nombre es Paula Suárez, algunas de ustedes me conocen otras no. Soy cantora, santiagueña. Vengo de una familia de músicos, hermanos, padre, reconocidos“, indicó.

Añadió: “Hoy me resultaba imperioso contarles un proceso que estamos atravesando, familiar, que tiene que ver con nuestra historia, nuestra historia familiar, una parte de nuestra historia que después de muchos años de silencio, y de la mano de un libro (“Amanecer en violeta”) que escribió una de mis hermanas, Mariana (Suárez Gauna), en pandemia, en donde ella empieza a contar esta parte oculta de nuestra historia“.

Además, expresó: “Es en ese momento en que yo empiezo a reconocerme en esas líneas y empiezo a despertar de aquel tiempo a esta parte haciendo procesos personales tratando de comprender, de ampliar la mirada, de aceptarme, de quererme y de transformar porque ese es el objetivo final de este trabajo de mi hermana, mío y de todos. Transformar esa historia nefasta en cosas bonitas a través de la música, del arte tremendamente bello“.

Inmediatamente, enfatiza: “La historia cuenta, simplemente, de abusos por parte de nuestro padre hacia nosotras o nosotres, abusos sexuales que se extendieron por varios años en nuestra infancia, preadolescencia y adolescencia. Por supuesto que todo esto tiene una repercusión en nuestra manera de percibirnos, de percibir a los demás, de nuestros vínculos, de nuestras relaciones y nos pareció importante poder comenzar el trabajo de transformación“.

Seguidamente, identifica a su padre: “Hoy les traigo esta historia porque me pareció realmente importante que la sepan. Mi padre es Chingolo Suárez, músico, docente. Y sus víctimas exceden también al seno familiar. Me enteraba que Sadaic lo trae como un socio ilustre a sus jornadas de recitales de Sadaic. Eso me dio a mí como una patada en el estómago, como que me retorcí entera de pena, de bronca, de impotencia y dije nuestro objetivo, nosotras, las hermanas, nunca fue cómo denunciarlo, ni escracharlo, ni desearle el mal porque no es por ahí“.

En el final del video expresa: “Me doy cuenta que hay cosas que nos exceden, que nos exceden un montón y que la única herramienta que hoy tenemos es contar, es hablar, que las personas sepan. Yo no sé, quizás les esquivamos a las autoridades de Sadaic para que sepan porque es muy necesario saber porque solamente sabiendo tienes la oportunidad de elegir y esa elección es muy personal y respetamos todas y cada una de las elecciones, pero si no sabes no puedes elegir“.

LA PALABRA DE MARIANA
Por su parte, Mariana Suárez difundió un texto a través de WhatsApp en el que añadió información acerca de la difícil situación familiar que les tocó atravesar.

Buenas noches. Soy Mariana, hermana de Paula.
Aprovecho este mensaje para contarles que esta historia forma parte de nuestra infancia, por lo que la denuncia fue hecha en primera instancia por nuestra madre, en Santiago, en el año 1984. Además, en el mismo tiempo, nuestra hermana mayor también trató de buscar la intervención de la justicia, incluso hablando con vecinas y profesoras de la escuela a la que iba. Ella tenía 14 años.
Y a quienes pidió ayuda, no supieron qué respuesta dar, dadas las costumbres de la época 🤷🏻‍♀.
Respecto a la denuncia, al ser nuestro padre un hombre con muchos “amigos”, no tuvo un curso favorable. Es más, no tuvo curso.
Nos ha llevado mucho tiempo, no sólo asumir sino ponernos de acuerdo (somos 6!) en contar nuestra verdad. Y la justicia no acompañó este tiempo. La última ley, la ley Piazza, estipula la no caducidad de estos actos, pero en todos los casos que hayan sucedido desde 2011 en adelante. Así que nos queda la justicia social, que es la más importante, porque implica una conciencia. Muchas gracias por las buenas intenciones
“.

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