Por Rubén “Gringo” Ceballos
Especial para NOTICIAS DEL ESTERO
Nadie lo esperaba. Nadie. Ni el más pesimista hincha argentino ni aquellos que solo ven futbol en los mundiales. Es una de las derrotas más duras de la Argentina en una Copa del Mundo.
Por el invicto extenso que traía y por sus antecedentes futbolísticos. Es un golpe a la ilusión muy duro, que deja groggy, pero habrá que ver la fortaleza mental de un plantel poco acostumbrado a las derrotas, sobre todo en este proceso. El 1-2 ante Arabia Saudita trajo recuerdos de aquella sorpresiva derrota ante Camerún, también vestido de verde, en el debut de Italia 90. En esos años pasaban hasta los mejores terceros, ahora no hay margen de error.
Como era de esperarse Argentina tomó la iniciativa, jugando en campo rival, ante un elenco saudí abroquelado, corto, con mucha gente en posición defensiva, pero tratando de achicar con su última línea, haciendo imposible jugar con toques cortos en tres cuartos del ataque albiceleste. El penal que el VAR le dio al conjunto de Scaloni y que Messi cambió por gol, hizo presumir la aparición de espacios, que de todas maneras no se supieron aprovechar. En primera instancia, por las imprecisiones del equipo argentino, en el cual De Paul nunca encontró sus pases verticales, Di María estuvo muy atascado en la derecha y Gómez intentó con cierta movilidad. Sin embargo, se dependía mucho de la lucidez de Messi.
Faltó inventiva para contrarrestar el achique del rival y por eso cayeron tantos hombres en offside. Algunos milimétricos y otros insólitos. Arabia Saudita se fue sintiendo cómodo con ese partido y Argentina se fue desdibujando en su propia falta de imaginación.
Si alguno fue a comprar facturas en el entretiempo, cuando regresó el conjunto asiático ya había dado vuelta el partido. Dos lindos goles que antes el “Dibu” Martínez evitaba. Scaloni apeló rápido a las variantes, desnudando que varios players no llegaron en su mejor condición física. Fue admirable como los árabes se prodigaron físicamente, siendo solidarios y haciendo un esfuerzo descomunal. Al campeón de América le costó una enormidad generar peligro, fueron ataques impetuosos pero carentes de ingenio. Desde Suecia 58 que al equipo albiceleste no le daban vuelta un partido en un Mundial. Arabia Saudita rompió con todos los pronósticos.
Mexico y Polonia, a priori, eran los rivales más complicados del grupo. Para no depender de nadie, habrá que ganarles. Recuperar la memoria futbolística, poner a jugadores que estén al 100% físicamente y levantarlos en lo anímico son tareas que Scaloni deberá liderar. El DT no prometió la Copa, pero sí que este equipo no dejará en banda al pueblo futbolero. Que así sea.